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Gollum, Heidi y el Abuelito en un local liberal

El Gollum empotrador, la Heidi Madame y el Abuelito mudo son los protagonistas de nuestra 1ª vez

Bien.

El título no es ninguna broma, es literalmente lo que nos encontramos en nuestra primera vez en un local.

Te acuerdas de las creencias que te puse ayer? Se me quedaron cortas.

Pero no pretendo asustarte, nada más lejos de eso. Sólo quiero que veas lo divertido que es esto cuando sabes verlo por el lado correcto.

Nosotros nos acordamos como si fuera ayer. Tanto que hemos tenido una llamada de teléfono a media tarde sólo para contárnoslo todo otra vez. Y eso que pasó hace ya muchísimos años. 8 para ser exactos.

Ahora te lo voy a contar a ti y entenderás por qué después de 8 años recordamos cada detalle con nitidez. Hasta la cara (y el cuerpo, por supuesto) de las personas protagonistas de esta historia.

Acabábamos de llegar al local de Madrid. Habíamos ido a pasar el finde no sin antes planear cada detalle con mucha antelación para que todo saliese perfecto.

Era nuestra primera vez y tenía que ser especial.

De verdad, es una mierda ir con expectativas, no nos cansamos de decirlo. Pero son jodi damente inevitables. Y más en estos casos.

Después de pagar la entrada (50 euros, qué tiempos aquellos), pagamos también un suplemento de 5 euros porque no sabíamos que había que llevar candado para la taquilla, como en el gimnasio. Claro, quién nos lo iba a decir, si no conocíamos a nadie, íbamos como pollos sin cabeza.

Para terminar de descolocarnos, la relaciones nos preguntó qué éramos, si pareja, amigos… algo que también nos sorprendió.

Después nos enseñó todo el local. Nos impresionó mucho porque parecía pequeño y resultó ser enorme. Tenía varias zonas, desde la pista de baile tipo discoteca con una barra en la parte central, hasta una mazmorra escondida en unas escaleras y una parte de atrás que resultó ser una zona de copas, pero en un ambiente mucho más chill. Uno donde a la gente ya le sobraba la ropa.

Y es que pasando esa zona, estaba prohibido ir vestido. Eso no significaba ir enseñando las vergüenzas al mundo, pero sí tenías que llevar por lo menos una toalla, aunque debajo podías ir en ropa interior. Hay gente que se quita sólo la parte de arriba para poder acceder a esta zona.

Bajamos a una planta inferior (más zonas), y nos dijeron que los vestuarios eran mixtos. Un vestuario donde dejar todo en la taquilla con nuestro maravilloso candado de 5 euros con llave que no sabías dónde guardarte (nadie nos dio el consejo de las gomas de pelo, íbamos como pollos sin cabeza, te recuerdo) y unas duchas por si la noche acababa en faena.

Dejamos todo y fuimos a pedir una copa.

No, la ropa no la dejamos. Esa todavía no.

Fuimos unos pardillos, el local estaba completamente vacío. Normal, nuestras ganas y expectativas inevitables nos hicieron querer llegar a tiempo para no perdernos nada. Suerte que apareció Heidi para poner la cabeza a nuestros pollos.

Muy mona ella. Aún recuerdo su apariencia de madame francesa: pelo negro a la altura del cuello, larga y estirada (no sé lo que medía la tía…) y esa elegancia característica…

— ¿Qué hacéis aquí tan jóvenes y tú con esas trencitas?

Triscadora no es muy introvertida, así que contestó rápido que íbamos como pollos sin cabeza, ja, ja, ja.

Ya veo, ya. No se os nota nada. Nadie diría que habéis venido por primera vez, para nada.

Estamos pasando el finde en Madrid y queríamos venir porque este sitio tiene mucha fama, pero hemos venido y bueno, viendo un poco todo.

Esto se empieza a llenar como a las doce y media - una. Habéis venido demasiado pronto. A nosotros es que nos gusta ir entrando en ambiente que luego con todo el mogollón nos estresa mucho. — Nos cuenta Heidi, a la que bautizamos así porque entre el comentario de las trenzas y el abuelo que llevaba al lado que parecía que estaba con el alma en otra parte, porque no abrió la boca ni nos miraba siquiera. Un ser de lo más insólito.

Oye, una cosa…. No se os ocurra meteros en el agua (había una piscina que llenaba casi toda la sala donde estaban las camas para las org ias)… eso no está muy limpio.

Agradecimos mucho el consejo, aunque no somos muy acuáticos. No entraba en nuestros planes. Algo nos olíamos de que podía ser agua contaminada. Por eso de las creencias y tal.

Bueno. Dejamos a Heidi y su abuelito en busca de otra presa (no intentó nada, no hemos visto persona más educada, pero intenciones tenía), y nos fuimos a pedir algo con las consumiciones que regalan con la entrada.

No tardamos en ver a 2 parejas que venían de la zona de fumadores. Fue ponerse en la barra, y ellas se empezaron a liar.

Nosotros estábamos ahí al lado con la sensación de que sobrábamos bastante, así que nos fuimos a quitar la ropa. Nos molaba bastante la parte de dentro, donde se prohibía la ropa y nos encontramos a Heidi.

Heidi y su abuelito, que cuando volvimos ya en toalla estaban dándolo todo en una de las zonas de camas. Había otra pareja en otro rincón muy acaramelados, haciéndolo muy lento, entre ellos. Para empezar era algo suave de ver.

Nos fuimos a la mazmorra a verla y había de todo en una habitación bastante pequeña. Desde la cruz donde te atan hasta una especie de potro. Escasa iluminación, pero muy chula decorada. Aquí conoceríamos a Gollum (el mejor personaje que hemos conocido hasta la fecha, todavía a día de hoy, 8 años después) unos minutos más tarde, pero eso te lo cuento mañana.

A la misma hora.

Feliz día,

Triscadores.